Magallán y Calleri: llegaron como apuestas y fueron titulares en un superclásico a los 21 años. Les tocó crecer de golpe. En esta nota hablamos con ellos sobre cómo es ser protagonistas en Boca y tan jóvenes. ¡Mirá!
A la edad en la que muchos chicos se replantean la carrera, cruzan dudas vocacionales, se enamoran una y mil veces y empiezan a recorrer el camino a la madurez, a Lisandro Magallán y Jonathan Calleri les tocó crecer de golpe y en un abrir y cerrar de ojos. A los 21 años recién cumplidos, con apenas cinco días de diferencia, les tocó de un día para otro ponerse la camiseta titular de Boca y jugar el primer superclásico de su vida. Por más que los pellizquen a Licha y a Joni todavía les cuesta creer que todo esto que les pasa alrededor es verdad: “Por el fútbol me perdí cumpleaños de mis hermanos y de mis amigos, entre otras cosas, pero me entienden y siempre van a estar conmigo. Para mí es un sueño cumplido haber venido al club tan joven y jugar un superclásico… Y encima hacer un gol. No puedo pedir más nada. Quiero disfrutarlo con mi familia, mis amigos y todos mis seres queridos”, cuenta el defensor que llegó hace dos años, se fue a Central a juntar experiencia, y volvió sin imaginar que se le abriría una puertita en el equipo. Y también para Calleri: “El fútbol te quita muchas cosas, más esta edad, desde cumpleaños de 15, fiestas, salidas con amigos, pero ya estamos acostumbrados a eso y más ahora que somos jugadores de Boca y estamos más expuestos. Yo lo disfruto, es el mejor trabajo del mundo y no me puedo quejar de nada. Para mí es un honor vestir la camiseta de Boca a esta edad. Y jugar un superclásico es el sueño de todo chico. Y, a pesar de todo lo que pasó, lo pude disfrutar y estoy contento por el rendimiento del equipo y lo que aportamos”.
Si algo saben hacer este defensor oriundo de La Plata y este delantero porteño de Floresta, que llegaron por consejo de la secretaría técnica, es escuchar consejos y esperar oportunidades. Primero de las familias, futboleras en los dos casos, y luego del fútbol. A Calleri el club le compró el 30% del pase en enero de 2014 y seis meses después estaba debutando con la camistea oficial. “Llegué a Boca con la ilusión de quedarme en el plantel y no irme a préstamo, después los partidos y los entrenamientos fueron llevando a que me dieran un lugar, y la pude pelear desde adentro”, recuerda Jony. Y Licha, que paralelo al fútbol también estudia abogacía en la universidad de La Plata, también dice lo suyo: “Estar en Boca es una responsabilidad muy grande. Es un club con mucha historia, mucha jerarquía. Hay que trabajar para tratar de responderle al equipo, al cuerpo técnico y a la gente”. Los chicos crecen.